CALLE ESCRITOR CARLOS BENÍTEZ VILLODRES

De niño recuerdo que al adentrarme por las calles acostumbraba a leer el nombre de las mismas no sólo para orientarme; me preguntaba quién sería esa persona que había prolongado su nombre en el espacio público. Entonces no disponíamos de información con solo hacer clic o hablar, de forma instantánea, y la búsqueda, si aún persistía el interés en la memoria, al llegar a casa, era más laboriosa, en una enciclopedia. En Idea de Europa, George Steiner sostiene que junto con los cafés, metáfora del diálogo, el viejo continente es inconcebible sin los nombres de calles de artistas, científicos, escritores, políticos… Que han contribuido al desarrollo de la civilización y la humanidad. Se diría que los nombres de las calles han desempeñado una función semejante a la de espejo que conforma nuestros ideales.

El 20 de Noviembre de 2024 Málaga incorporó a su callejero el nombre del escritor Carlos Benítez Villodres (Málaga, 1947-Málaga, 2021). Todos los integrantes del grupo Sur, al que perteneció y sigue perteneciendo a través de la memoria y de su hija Lola Benítez Molina, nos alegramos por ello, y felicitamos a la familia y los amigos. A decir verdad, pocos han cantado tanto a su ciudad natal como Carlos Benítez Villodres. Prueba manifiesta de ello es Málaga, sol de oro[1], publicado póstumamente. Estructurado en cuatro partes, en la primera, “Comarcas de Málaga”, canta a las diferentes circunscripciones de la provincia; en la segunda, “El edén más soleado”, a espacios y símbolos de Málaga; en la tercera, “Un pasado luminoso”, a edificios del patrimonio histórico; y en la cuarta, “Personajes egregios de Málaga”, como bien indica el título, a personajes ilustres.

Para quienes no tuvieron la suerte de conocerlo –todavía recuerdo su mirada benevolente: coincidí con él justamente en un homenaje a Vicente Aleixandre en el edificio del Rectorado organizado por Asprojuma–, debo decir por los diversos testimonios de los que soy testigo que se da una rarísima unanimidad acerca de una persona buena en el sentido machadiano del término. Compaginó la docencia con la literatura y el periodismo. De todos los géneros sentía predilección por la poesía y, dentro de esta, por el soneto, donde creó nuevas formas, como los “Beviettos” y los “Modiettos”, en homenaje a los apellidos suyos y de su mujer, Lola Molina Díaz. Obtuvo numerosos reconocimientos, entre ellos, el Primer Premio del IV Concurso Internacional de Poesía sobre la Paz Raimundo Lulio (2005), de Palma de Mallorca. Desde 2012 la Fundación “Granada Costa” organiza un certamen de poesía dedicado al soneto bajo el nombre de “Poeta Carlos Benítez Villodres”.

Si en el anterior número dedicado a María Zambrano recordábamos al final del editorial con extrañeza y el merecido afecto a Antonio García Velasco, hoy es Carlos Benítez Villodres el que se suma a este monográfico con un soneto que dedicó a Vicente Aleixandre. Nosotros también somos nuestros muertos, que nos acompañan y sobreviven. Ojalá estemos a la altura de la herencia recibida. Me pregunto qué es la literatura y el arte sino la continuidad del espacio-tiempo a través de la vida de la palabra-imagen.

A VICENTE ALEIXANDRE

Con tu genial cosecha elevaste a Sevilla

a la cumbre del mundo por tu sol nacarada,

y por esos azahares opuestos a la espada

del lobo furibundo que siempre se arrodilla.

Abriste tu arca sacra para dar tu semilla,

fecundada por cielos de sonora mirada,

a rosas y claveles de luz almibarada

y con polen de oro que en mi memoria brilla

mucho más que ese sol, amigo del viajero

de los siete universos, que sólo engendra vida

colmada de esperanza y de amor deseado.

En mis  vuelos, Vicente, me ilumina el lucero

de tus frutos maduros, oh riqueza fluida

que deja en mi granero tu sueño más sagrado[2].


[1] Benítez Villodres, Carlos, Málaga, sol de oro, Málaga, Anáfora, 2022.

[2] Benítez Villodres, Carlos, Antología Poética (1964-2019), Granada, Editorial Granada Club Selección, p. 373.

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