© Claudia Solís-Ogarrio
III
En los amplios recursos de la pluma
en la mar extensa,
en las conversaciones discontinuas
y los espacios del polvo,
tu máscara
no es máscara:
es el lazo fatigado
de tejer
las añadiduras de la muerte
y los rostros del pasado.
IV
A la mitad de un sábado que nos une y separa
hacia los hemisferios de la música,
pronuncié tu nombre y dormí con él:
en el lugar donde los colores despiertan,
donde el huele de noche invade la atmósfera
y los espíritus cierran los ojos
con la boca abierta,
donde apenas te alcanzo
para calmar la fiebre que flagela.
Un felino de pelaje pardo
amaneció conmigo.
X
En la crin del mediodía
con sentidos en desorden,
un dragón se perfila
y aprieta el paso al buscar tu imagen:
somos la arista que arde
en la constelación de Aries
(la del carnero alado, piel de oro y habla clara).
Al dormitar entre el humo y la pipa:
el águila se dibuja y emprende el vuelo,
el dragón largamente ambula por el laberinto,
y el carnero fatigado de ser la luz y faz del planeta rojo
nos abandona
a nuestra propia lucidez.
XII
Para Mónica Lavín
Desciframos el nombre de los árboles
donde el bosque encuentra su límite
yo hada, tú princesa
nos arropamos bajo su naturaleza leñosa
a la sombra de la cariátide
cuyos cántaros surten agua
en los linderos de tardes anodinas y sus cosas simples.
Tras esta nostalgia
y en fila como ellos
con las hojas marchitas y crujientes
espero morir de pie
entre las estridencias de cigarras
y el aroma de cañaverales viejos
ojalá de día.
Se nos resbaló el tiempo entre los meñiques
con su rostro nuevo sin espinas
al recordar el parque y los verdes de junio
de nubes perezosas
de libélulas que rompen en llanto
y gitanas sin patria.
Bajamos del columpio
te fuiste a Coyoacán
yo por Taxco y Cuernavaca,
donde a paso tímido discurro
que no puedo habitar en otro lado
sino en esta región de la ciudad donde más tiembla,
donde la luna despunta en la cubierta de una fragata ebria
y se vuelve lago
bajo mis pies oculto,
mientras pienso
donde quiera que esté
en regresar.
Indochina
A Dominique
En medio de esta sordera que produce el oleaje,
creemos ser olor a inmensidad
animales solitarios al encuentro de la noche,
en una carabela que naufraga
en las manos fieles de un amor callado.
Nuestras vidas son la espera
que juega al teatro de sombras,
la oportunidad segunda
cuando la palabra es un acto de gracias
en junio sereno,
y nosotros,
el paisaje abierto que siempre es diferente.
Acqua alta
El navegante descubre Venecia
la de cataratas submarinas
la que desnuda el cuerpo al caer el agua:
al buscar algún pasatiempo,
en los canales y sus huellas de aire.
Te imagino en las astillas del oro
entre el ámbar del fuego
niveles sonoros de tu paso en el caos,
en esta tierra que invierte sus polos
para dibujarte en la luz oblicua del otoño,
y las palabras de un mar amotinado.
Desde una terraza sobre la avenida
en este lado del mundo,
al escribir en la página
sin explicaciones
pienso,
como si todo y nada
nos hubiera sucedido.
El estando
Vivimos los límites
para entender la vía del equilibrio:
las noches de follajes submarinos
y arqueologías no clasificadas.
Se apagó tu canto sufí
en sarcófagos llenos de estrellas,
donde trotó mi imagen por espejos,
se convirtió en tierra/sostiene mi paso.
Ya no te pude volver a ver
ni leemos poesía,
me fui a la nieve
y tú,
a un lugar sin edad.
La ciudad cae bajo el gris,
se invierten mis sentidos para huir del estío:
éxodo de palabras cuando la memoria se agrieta.
Se resquebrajó el tiempo,
se inundó la lectura,
buques fondeados en el puerto sin faro,
las lágrimas son negras
al final del túnel
al final de lo cierto
al final del disparo.
Las calles son la tundra deshabitada
no hablamos,
no sentimos
el frío se vuelve cambio
hace cubos la tormenta
escudos de plata
de soldados caídos,
expío mi culpa/arranco al fuego su raíz.
Divertimento
Ave ámbar
adherida
al arcángel adjetivado,
águila astuta
alcanzas allá,
al ábside
adormecido.
Este erróneo encuentro
exhibe
engañosa escara:
estímulo equivocado,
en eufórica época.
Imaginar
infinito
infiel íncubo,
impulsándonos
—íntimo Ícaro—
intenso intercambio.
Omitido Orestes
ostentó
ofensiva osadía:
obtusa ocurrencia,
obscureció
ofrenda orgiástica.
Útil unicornio
unges
ufano,
utópicas urnas.
Punto de vista
Para Andrea Cataño-Michelena
Nosotras las mujeres
Anidamos donde la humedad cabalga,
bajo nuestros ojos
los deltas de un río son cimas de lluvia
que se estrellan en la bóveda de la noche,
en el vientre-colina que gesta mareas.
No tenemos senos turgentes con garantía de por vida
Albergamos entre el abismo y la superficie
y con extraordinaria pericia,
nos volvemos cráter de un paisaje sublunar
que traemos a cuestas,
sobre una sensibilidad que no se entiende.
Con el meñique echamos a andar el movimiento
Somos principio y fin,
de las mañanas y su oriente
que toman por añadidura
al sexo en silencio.
Nuestros días despuntan entre precipicios y llanuras
Geografía especial diseñada —a veces—
con líneas intermitentes,
en búsqueda de un lugar en el mundo del hombre.
¿Dónde estamos?
¿en el apunte de un ensayo?
¿en una partitura deficiente?
¿hechiceras, brujas o hadas que conjuran?
(para tejer y destejer la voluminosa madeja)
de la depresión y la tristeza,
tan femeninas y cercanas
tan atribuladas,
como la vida y la muerte
ambas mujeres,
quienes imprevistas y brumosas
nos asestan sus dardos al corazón.
Cotidiano
Arrojadas en bolsas,
en subterráneos y a la intemperie
la guerra con otro rostro sacude:
en botes de basura,
hay un par de senos
en la vagina,
el cañón del arma;
en estas geografías,
la violencia fluye en corrientes sin obstáculos
puntas de maguey que desuellan a la muñeca dormida,
al vientre joven y sus sueños
las palabras malas confunden,
los gritos electrizan la sangre enloquece
y en el filo del dolor
hallamos una y todas,
nuestros nombres,
bajo tierra.
Claudia Solís-Ogarrio es licenciada en comunicación, poeta, traductora y promotora mexicana, nacida en Suiza. Se cuentan entre sus publicaciones: Poemas al fresco (editorial Domés1987); Insomnios (edición trilingüe: español, francés e inglés, editorial El Tucán de Virginia 2001); El colibrí del delta (Colección Imaginaria 2010) y la antología Tiempo de Zafra/Temps de Récolte (2021), coedición bilingüe español-francés de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) y Écrits de Forges de Quebec.
Fue agregada cultural en la Embajada de Canadá en México, tras la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte; también se desempeñó como jefa de prensa y difusión del Museo Nacional de Antropología (MNA); editora de la revista Enlace del Banco de México y gerente de coordinación para la sección de Asia, Oceanía y América Latina, del Consejo Empresarial Mexicano para Asuntos Internacionales (CEMAI). Es miembro de la Escuela de Escritores de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Escribe en revistas nacionales e internacionales.