Poesía de Presina Pereiro. Colección Dabisse Romero
Asertividad, búsqueda de su identidad, asentimiento de lo que es y quiere ser es una constante en la poesía de Presina Pereiro. Esta escritora, narradora y poeta atrevida y diletante irrumpe de nuevo en el mundo literario con este libro de poemas EN MI CABEZA, ENTRE MIS CADERAS, DENTRO, bajo la advocación de su admirada Ana Rosetti, poeta rompedora en forma y pensamiento. Librepensadoras ambas, mujeres insumisas que exploran formas inéditas para dejar fluir su pensamiento crítico, siempre crítico.
Este poemario dedicado a la MUJER se inicia con una declaración de intenciones, con una exposición de ideales: “Creo que soy alguien. / Algo más que la pauta / acordada con mi cuerpo, / más que mi propia imagen” que pronto concreta, declarando en primera persona: “No persigo compartir las certezas de otros, / ni saber lo que saben. / Quiero presentir, considerar, pensar, deplorar, asentir, / escribir mis imágenes simples, / mis ideas sin doblez”, y para ello explora el universo femenino tomando como punto de partida la niñez: “Amo su ingenuidad / su cuaderno vacío, / su inexperiencia”.
Porque Presina no cesa en la búsqueda de su propia identidad, ni renuncia a la intensidad de lo vivido en un contexto histórico-temporal que la define, que la constituye. Su obra no esconde la profunda preocupación existencial y ético-social común a las poetas que inician su recorrido en la segunda mitad del siglo XX y que tan bien describe el estudio de Sharon Keefe Ugalde, En voz alta las poetas de las generaciones de los 50, y los 70.[1] Entre ellas, María Victoria Atencia, Juana Castro, Rosa Romojaro o Alice Wagner, por citar a las más cercanas. Todas ellas rompieron el techo de cristal como autoras de reconocida calidad literaria.
Estamos por tanto ante el trabajo de una escritora que, por su generación, experimentó una revolución en la construcción del género; las mujeres inundaron las universidades, ella lo hizo con éxito en la facultad de Filosofía y Letras de Málaga especializándose en la investigación Histórica, y se hizo hueco en el mercado laboral llegando a ser funcionaria de la Junta de Andalucía. Participó de la transición política y de la ardua reconstrucción de la feminidad en un clima propicio para que las mujeres con vocación poética se lanzaran a divulgar su obra. Pero Presina no inicia su carrera literaria hasta años después, con la publicación de sus novelas[2], y es más tarde, con gran timidez, como pidiendo disculpas, cuando irrumpe en el mundo editorial con dos libros de poesía: Arde Prometeo [3](2020) y No he venido a ver el cielo[4]. Estas apariciones tan seguidas en el tiempo nos proporcionan la clave para comprender la personalidad de esta mujer que siempre escribió, en silencio, en su espacio, durante muchos años antes de que se decidiera a publicar su trabajo poético, que yo definiría como conceptual, como poesía de la existencia.
Ya en el prólogo de No he venido a ver el cielo, nos avisa Javier del Prado Biedma que su poesía “se trata de poesía conceptual, como tanta del tercer Juan Ramón” y de su primer poemario Arde Prometeo, José Infante nos dice: “Creo que en esta poesía, que ahora entrega generosamente Presina Pereiro, late sobre todo, la experiencia de vida colmada y que a pesar del pesimismo, del desencanto, de la muerte y de la nada, se levanta como una Prometeo valerosa y comprometida con la verdad, con la realidad y con el futuro.”
En esta a tercera entrega poética En mi cabeza, entre mis caderas, dentro, la poeta reafirma su identidad y su compromiso: Soy mujer. “Abrigo en mis caderas la esperanza, / soy fértil vientre, lento adagio / y la imagen incierta en la historia escrita.” Se identifica con su género, se duele en lo profundo del silencio compartido y quiere ser su voz en grito: “soy todas las mujeres / y que quiero corear los silencios comunes, / ser el grito en la calma. “
En un susurro, sin estridencias, suave y a la vez profundamente dedica un poema de catorce versos libres a las maestras en que se mira y de las que aprehende la palabra heredada en el tiempo: Violeta, Alejandra, Virginia, Alfonsina… ,[5] “El atardecer reescribe los recuerdos, / incita las escenas de la niñez perdida, / suena la mar como concierto último, / llama con insistencia, / y la brisa (que a veces es muy fría) / es grito redimido, astral y llameante.” Es evidente que Presina se identifica con ellas, piensa en sus vidas, en la de ella misma y como en un ensueño describe los lugares comunes de la memoria en los ocho últimos versos del poema: “Deshechas en sombrías orfandades, / gastadas de buscarse / en los renglones frágiles de una página en blanco, / de volver cada noche / a la noche de infinito desvelo, / de soliloquio absurdo, / de ternura imposible…, / sofocaron la lámpara hasta el punto y final.” Consciente de su finitud, canta al futuro con voz propia, dando aliento a la vida: “Podrá sonreír mañana, / cantar con la voz propia / dejar de ser trofeo / disputado por él, para este, de aquel…, / de aquel que proyectó su libro del viaje. “
Presina es una narradora nata, en su poesía se perciben personajes, los hace vivir, adivina y siente, se pone en la piel de su álter ego, su semejante. Habla de ellas, de la otredad, se pone en su lugar y sublima el dolor, sentimiento universal y único. En el poema “De oscuras soledades”, asume una identificación de género que equipara con “su casa” y “el bordado de su colcha” a la cual nos invita, nos hace participes, nos incluye, hace que nos alcance el dolor y la tristeza: “No concibió su casa pintada de silencios, / ni su colcha bordada de oscuras soledades, / pero eso es lo cierto, la rutina, / y demanda al pasado / que rehaga el futuro omitido o se la lleve al mar.” Avanzamos y nos encontramos en un poema isla con la persona, la mujer, que busca su soledad, que se aísla voluntariamente para reconocerse. en este poema Misantropía reclama el necesario espacio de pensamiento: “Amaba su soledad / como si fuese magia, / admirable, sublime.” La poeta pide su “habitación propia” y esa petición es común… ¿Quién no ha experimentado alguna vez ese sentimiento, a veces extremo, que nos lleva a recluirnos en la soledad de nuestro escritorio, a eludir compromisos sociales y recogernos en ese espacio propio donde poder escribir, leer y pensar en libertad?
Las diversas manifestaciones del silencio son otra constante en la poesía de Presina Pereiro y es también un rasgo compartido con muchas escritoras que habitaron un tiempo en el que era preciso silenciar lo que se pensaba para sobrevivir en aquel ambiente hostil y opresivo. “En silencio esconde su impotencia, / ahoga su música, / y silabea palabras que no serán oídas”. El mal querer, los malos tratos, la denuncia de la vida sometida están presentes en este poemario que se cierra con la imagen de una situación posiblemente habitual, posiblemente cotidiana, donde la violencia de género se percibe, se muestra en toda su crudeza y conforma un contundente homenaje a la mujer maltratada que soporta una situación de sometimiento y terror: “pone carmín sobre sus labios rotos, / oculta el moretón del pecho con la bata / y prepara café.” En mi cabeza, entre mis caderas, dentro, es una clara ofrenda a la MUJER.
© Aurora Gámez Enríquez
[1] Sharon Keefe Ugalde (2007). En voz alta. Las poetas de las generaciones de los 50 y los 70. Antología. Poesía Hiperión.
[2] Presina Pereira. No dejes de buscarme (Albores, 2016); Crónicas del mal amor (Ed. El Genal, 2017); El otro lado del cristal. (Ed. Alfeizar, 2017); Pasar haciendo caminos (Manguta de libros, 2019); Larga será la noche (Ed. El Genal, 2022).
[3] Presina Pereiro (2021). Arde Prometeo. Prólogo José Infante. Ediciones del Genal.
[4] Presina Pereiro (2022). No he venido a ver el cielo. Prólogo Javier del Prado Biezma. Elvo Editorial. Poesía.
[5] Violeta del Carmen Parra Sandoval (Chile;1917-1967), Flora Alejandra Pizarnik (Argentina,1936-1972) fue una poeta, ensayista y traductora; Virginia Woolf (con apellido de nacimiento Stephen, Londres,1882-Lewes-Sussex,1941) y Alfonsina Storni (Capriasca,1892-Mar del Plata, 1938) poetisa y escritora argentina vinculada con el modernismo.
















