Introducción
Ámbito (1924-1927), dedicado a Manuel Altolaguirre, es el primer libro de poesía publicado por Vicente Aleixandre. Ámbito (del latín ambĭtus) es: 1) El Contorno o perímetro de un espacio o lugar. 2) El Espacio comprendido dentro de límites determinados. 3) Espacio ideal configurado por las cuestiones y los problemas de una o varias actividades o disciplinas relacionadas entre sí (Esto pertenece al
ámbito de la psicología, no al de la sociología).Y, aún, 4) en Lingüística: Segmento sintáctico sobre el que ejerce algún efecto una expresión gramatical (El adverbio no tiene ámbito sobre el pronombre nada en la oración No dije que faltara nada). Por su especialización, prescindimos de las acepciones 3 y 4. Nos quedamos con “contorno o perímetro de un espacio o lugar” y “espacio comprendido dentro de límites determinados”. La razón es clara Ámbito como poemario comprende el espacio de la noche, el contorno o perímetro de la noche: queda dividido en “noches”, una “noche inicial” y una “noche final” entre las que sitúa otras seis “noches”, ámbito -valga la redundancia- de sus expresiones poéticas y poemáticas: no en vano la palabra “Noche” es la novena más usada entre las 4386 palabras totales del libro, entre las 1678 distintas, y la lexical de más uso: casi un trece por mil de frecuencia relativa, 57 concurrencias.
Noche, ámbito de vivencias y expresiones
En “Noche inicial”, el primer poema, “Cerrada”, nos describe la noche, el ambiente o ámbito de la noche: campo desnudo, viento, sombra, oscuridad, estrellas fallidas, fríos lentos, silencio… Pero existen, en medio de tal noche, augurios de “corales de sangre o luz o fuego”, “O carne o luz de carne profunda”. La vida humana se desenvuelve, más o menos oculta, en el ámbito de la noche. Tal planteamiento nos llevaría a una interpretación existencial de este primer poema, pues lo seres humanos vivimos en la perpetua noche del desconocimiento, de la ignorancia, de la “sombra que pasa” como un látigo que flagelara.
El siguiente poema, “Cinemática”, viene precedido del título Noche, como cada una de las partes del libro. Resulta un poema paradigmático en tanto que revela las características estilísticas generales del libro: la complementariedad aposicional de palabras claves, el estilo telegráfico de Ámbito, la rima asonante en los pares, los frecuentes encabalgamientos, la ambigüedad, en tanto que puede estar hablando a la propia noche o a la persona amada: “Dibujan tu cuerpo / sobre el fondo azul profundo / de ti misma, ya postrero”, la paradoja (“Planos simultáneos-sombras: / abierta, cerrada-), el hipérbaton…
Cinemática es la “Parte de la mecánica que trata del movimiento en sus condiciones de espacio y tiempo, sin tener en cuenta las causas que lo producen”. El movimiento de la noche viene marcado por el viento: “…a ramalazos de viento / crudo, por calles tajadas / a golpe de rachas, seco”. Pero ¿se refiere a la noche o a la amada cuando nos dice lo que hace: Venías, Cortas luces, Cortas agrios paredones de misterio, Haces camino escapada de la tarde, Derribas sed de negror y silencio…?
“Cinemática” nos pone de manifiesto que la poesía de este libro y, en general, de la mayor parte de la escrita por su autor hay que leerla con detenimiento y reiteración: a modo de ejemplo, podemos detenernos en “Meteoro de negrura. / Tu bulto. Cometa. Lienzos / de pared limitan cauces / hacia noche solo abiertos. / Cortas luces, cortas agrios / paredones de misterio, / haces camino escapada / de la tarde, frío el gesto, / contra cruces, contra luces, / amenazada de aceros / de viento. Pasión de noche / enciende, farol del pecho, / el corazón, y derribas / sed de negror y silencios”. ¿Nos habla de la noche, de la amada, del entrecruce de ambas? Meteoro de negrura, ¿podría referirse a “Tu bulto” que cruza como un Cometa entre Lienzos de pared que
limitan cauces hacia noche solo abiertos? Pero, a continuación, habla en segunda persona: “Cortas luces, cortas agrios paredones de misterio …
Pero ¿a quién dice “Haces camino escapada de la tarde, frío el gesto”? Es la amada quien, “Pasión de noche, enciende el corazón”. Y “derribas sed de negror y silencios”. La noche se hace marco, elemento, fusión con la pasión amorosa. Es la idea que se ratifica en el poema CABEZA, EN EL RECUERDO: “Tallos te crecen de tus ojos, yergue / alta la noche su ramaje, y savia / pura compartes, vegetal y humana”. Pero caben, sin duda, otras interpretaciones.
Los atributos de la Noche
Queda dicho que Noche es el término lexical más utilizado en este libro de Vicente Aleixandre. Reclama, por tanto, una atención sobremarcada y, para ello, haremos un recorrido por todos los poemas para observar los adjetivos que el poeta aplica a la noche o sus valores prosopopéyicos o/y metafóricos:
– En “Cerrada”:
o noche inerme.
o Queda opreso / el bulto así en MATERIA / DE NOCHE, insigne,
quieto / sobre el límpido plano / retrasado del cielo.
– En “Cinemática”:
o Lienzos / de pared limitan cauces / hacia NOCHE solo abiertos.
o PASIÓN DE NOCHE / enciende…
– En “Niñez”:
o Sombras. La piel, despierta. / Ojos -sin mar- risueños. / Verdes
sobre la risa. / Frente a la NOCHE, negros.
– En “Riña”:
o Podrá la luz, vigorosa / de plata, HERIR TRIUNFANTE / A LA NOCHE,
cuyo escudo / salta, de acero inconstante… (Noche, pues con escudo de
acero inconstante que salta vencido por la luz vigorosa de plata:
espléndida imagen de la “lucha” titánica de la noche con el día.
Lucha que configura las imágenes del resto del poema).
o ABIERTA, / LA NOCHE pierde su sangre.
o La NOCHE es suya. ¡Qué cuerpo / tendrá ya la NOCHE EXANGÜE!
– En “Agosto” (donde prosigue la personificación de la noche):
o PLANTADA, LA NOCHE existe.
o Luceros, NOCHE, centellas / se ven partirte del cuerpo.
o La NOCHE tiene sentidos.
o ROTUNDA afirmas la vida / tuya, NOCHE, aquí en secreto.
o … porque el mundo entero es ciego: / que tú lo gritas, LA NOCHE,
/ te vendes, ¡te das!, en sueltos / ademanes sin frontera / para los
ojos abiertos. (La noche es para todos, aunque el mundo sea ciego
para percatarse de sus generosos beneficios: valoremos esta visión
cósmica de la noche que nos ofrece el poeta).
o El poeta dirá aún a la noche que “Te encuentro / FELIZ y cierta,
CARENTE / ya de flojos, torpes lienzos, / liberales los sentidos, / los pulsos
altos, enteros, / CUAJANTE la forma impura / sin compasión, bajo el cielo,
/ y en la abierta sombra mate / TU SANGRE, ERGUIDA, LATIENDO”. (Y
nuevamente la pregunta: ¿habla de la noche o de la persona amada
en el “ámbito” de la noche?)
– En “Voces”, donde nuevamente contrapone el día a la noche, en el
marco del paisaje de un valle que se va cuajando de las voces del día,
“graves y redondas”.
o Frente a las voces de la aurora, del día: “Son las de la NOCHE /
PESADA las otras, / las oscuras, frías / voces que la aurora /
sorprende cansadas, / a partir morosas”.
o La imagen I de R: “del PAÑO OPACO / DE LA NOCHE”.
– En “Cabeza, en el recuerdo” evoca la imagen de la persona amada y, frente a ella, la noche será:
o Toda la NOCHE ya JUGOSA y FRESCA, / pompa y fragancia a su
velar les toma…
o En competición con la noche: “Tallos te crecen de tus ojos, yergue
/ ALTA LA NOCHE su ramaje, y savia / pura compartes, vegetal y
humana” …
– En “Pájaro de la noche”, éste aparece como una condensación de la
propia noche, que lo apresa, por otra parte:
o “Si surges tú, PÁJARO DE LA NOCHE, / trasvaso a ti la
comprobación de la NOCHE”. Comienza, pues, a describir la
noche como un pájaro de “cola larga y plumada”.
o Fronda. NOCHE CERRADA.
o PRECISO MOLDE, LA NOCHE…
o Y, de nuevo, el día surge contraponiéndose a la noche: “… Y al
apuntar el alba se quebrantó la cárcel / en dos, y tú emergiste, / estático y opaco, de entre las negras valvas, / con volumen y forma, helado y cierto.
– En “Mar y aurora” nos describe con la precisión de acertadas imágenes,
el amanecer frente al mar. Citamos sólo los versos donde aparece el término “Noche”:
o “Todavía EMERGIENDO DE LA NOCHE / la lisa plancha asume /
adusta las comprobaciones iluminadas”. Donde “Noche” es usada
en su sentido más propio.
– En “Mar y noche” expone su visión del mar en la noche:
o Muge -clamor- la honda / boca, y pide NOCHE. / Boca -mar- toda
ella, pide NOCHE; / NOCHE EXTENSA, bien prieta y grande, / para sus fauces hórridas, y enseña / todos sus blancos dientes de espuma.
o Una pirámide linguada / de masa torva y fría / se alza, pide, / se
hunde luego en la cóncava garganta / y tiembla abajo, presta otra / vez a levantarse, voraz de LA ALTA NOCHE / que rueda por los cielos / -redonda, pura, oscura, ajena- / dulce en la serenidad del espacio. (Nueva imagen de la noche en el mar: la noche redonda, pura, oscura, ajena rueda por los cielos dulce…)
o “MIENTRAS LA NOCHE RUEDA / EN PAZ, GRACIOSA, BELLA, / en
ligado desliz, sin rayar nada…” va apareciendo “la dulce claridad
ya lechosa, mullida…”
– En “Luz” (poema de ritmo arromanzado: octosílabos rimados los pares
en asonantes y sueltos los impares) se dirige directamente a la persona
amada, que se resuelve en luz (“Gentil, gentil, por los valles / la misma
luz conducías / que de tus ojos silentes / delante blanca fluía. / Aprisco
de luz” en el marco de la noche, por supuesto:
o “Te vi una noche templada, / la madrugada vacía, / sin viento, de
valles anchos / salir, viva de ti misma”.
– El poema “Invicta” inicia una de las partes (Noches) del libro. El poeta
habla de sus sensaciones en la noche, acaso junto a la persona amada:
o Siento en mi cuerpo, ceñido, / UN TACTO DURO: LA NOCHE.
o ¿Me sientes? LA NOCHE. Cuerpo / mío, basta; si yo mismo / ya
no soy tú. Mas ¿qué pides, / si eres contorno? ¿Eres mío? /
(Firmes siento los perfiles).
o ¿Tu amor? ES LA NOCHE. Mío / es ya. (Me pasa el silencio: / le
soy presente.) ¡En ti vivo!
– “En el alba” es un curioso romancillo cercano a la poesía popular: versos
de seis sílabas rimados en los pares en asonante. Celebra un amanecer
con la visión de la amada:
o Hallazgo en las sombras: / luz de la mañana / entre LAS RIBERAS
/ DE LA NOCHE. Baja / y la encontrarás /entre guijas francas…
– “Viaje” nos da pinceladas del paisaje y sólo menciona la metáfora:
o ABRIGANTE / VOLUTA DE LA NOCHE…
– “Cruzada” es el poema que inicia una nueva “Noche”, una nueva parte.
Cruzada podría aludir a la técnica del poema, pues se cruzan como dos
veces y, acaso, la de un hipotético narrador o introducción de acotaciones:
o “Haces camino. -¡Qué gusto / verme así en el entrecielo! – / (La
mirada.) -¡Mira cómo / se adivinan los DESVELOS / DE LA NOCHE!
– (Se ha cerrado / la comba fría.) – ¿Está lejos? – / (Y palpita…)…”
o – ¿Es tiempo? / ¡Oh si ya lo fuera! – (VENAS / DE NOCHE.) -Qué frío! – (Y siento / casi quieta la fluida / verdad.) – Algo lo primero / quisiera… -(Avanza LA NOCHE / MUDA.) -O si no, aquel lucero / tan puro; algo… – (Menea / la brisa nocturna tiemblos / de luz.)…
o – (SOMEROS / RESTOS DE NOCHE.) – ¡Mañana dulce, / querida
hora! – (Enteros / los barre el viento.) – ¡Te adoro, / luz del día! –
(Rotos, negros).
– “Las ocho” presenta, de nuevo, el amanecer frente a la noche, término
que sólo aparece una vez:
o “Y la NOCHE -PODER, / VIRTUD, TESÓN, ESTRAGO- / hace memoria el día / exangüe…” La noche es presentada como poder, virtud, tesón, estrago… Y termina el poema con las siguientes interrogaciones: “¿Historia? ¿Vida? Lento / Fluir -relojcerrado. / Continuo, frío, azul, / parado, crece el ámbito”. Se ratifica la idea de la noche y el suceder del día como ámbito poético que marca el poemario.
– En “Materia” nos presenta la “Comezón dolorosa / de tu ausencia”.
Aunque, pese a tal:
o “He buceado en LA NOCHE, / hundido mis brazos / -MATERIA DE
LA NOCHE-, / y te he tropezado entre mis dedos, / concreta”.
– En la “Noche final”, el poema “Posesión”, último del libro, romance de
versos octosílabos, con rima asonante, e-e, en los pares, obviamente. De
nuevo el tema del abandono de la noche al amanecer, el contraste del día y la noche:
o Extendido ya el paisaje / está. Su mantel no breve / FLORES Y
FRUTOS DE NOCHE / en dulce peso sostiene.
o LA NOCHE MADURA TODA / gravita sobre la nieve / hilada. ¿Qué
zumos densos / dará en mi mano caliente?
o Ebrio de luces, DE NOCHE, / de brillos, mi cuerpo extiende / sus
miembros…
o LA NOCHE EN MÍ. YO LA NOCHE. / Mis ojos ardiendo. Tenue, /
sobre mi lengua naciendo / un sabor a alba creciente.
El poeta se identifica con la noche, aunque, sin duda, consciente del
amanecer que va apareciendo como “alba creciente”.
Comentario y añadido
Sin duda, “Noche” como palabra más usada en este caso coincide con las intensiones expresivas de los distintos poemas del libro y en ella hemos centrado nuestra atención. Pero el cuadro de los términos lexicales más usados entre los 66 primeros resulta absolutamente revelador:
Palabra Frecuencia Fr. relativa
9 Noche 57 12,995
14 Luz 31 7,067
19 Ya 22 5,015
21 Viento 21 4,787
24 No 21 4,787
26 Cuerpo 20 4,559
28 Ojos 17 3,875
34 Sombra 16 3,647
35 Aire 15 3,419
36 Cielo 14 3,191
37 Luces 14 3,191
39 Día 14 3,191
43 Es 11 2,507
44 Alba 11 2,507
45 Más 11 2,507
46 Carne 11 2,507
47 Ondas 11 2,507
48 Oh 11 2,507
49 Sombras 10 2,279
50 Campo 10 2,279
51 Mar 10 2,279
53 Dulce 9 2,051
55 Frente 9 2,051
56 Tarde 9 2,051
58 Tiempo 8 1,823
61 Vida 8 1,823
63 Luna 8 1,823
64 Paisaje 8 1,823
65 Hora 8 1,823
66 Abajo 7 1,595
Observemos que, entre los términos recogidos, podemos establecer dos claros
campos semánticos: el de la noche (oscuridad) y el del día (luz): Noche, sombra,
Sombras, Tarde, Luna / Luz, Luces, Día, Alba y en el “ámbito” de la sucesión
de luz y noche: Viento, Cuerpo, Ojos, Aire, Cielo, Carne, Ondas, Mar, Tiempo,
Paisaje, Hora… O sea, seres humanos y fenómenos o elementos naturales. Sólo
la consideración de estos indicios nos revela la entidad poético-expresiva de nuestro poeta y nos pone en la pista de su valoración. Por otra parte, hemos comentado en algunos casos los ritmos populares (romances…) que predominan, las rimas asonantes … A ello hemos de añadir los frecuentes encabalgamientos y el gusto por la frase corta: de hecho, el promedio de palabras por oración es de 9,660, si bien podemos encontrar enunciados oracionales de una, dos o tres palabras y, uno de los más extensos: “Son las de la
noche pesada las otras, las oscuras, frías voces que la aurora sorprende cansadas, a partir morosas; que del paño opaco de la noche, sordas, sobre el blando césped caídas rebotan y el
caudal rehúsan fresco de las horas”. 42 términos.
Emilio Prados dedica un poema a la noche, “Letanía de la noche”, en el libro Tiempo (veinte poemas en verso), publicado en Málaga en 1925. El poema es sólo una sucesión de metáforas sobre la noche: “Noche, / rosa negra / con estambres / de estrellas. // Noche, / tintero de poetas. // Noche, / para embrujada. // Noche, colmena abierta…” En el libro de Aleixandre podemos
encontrar, como se ha tratado de demostrar, una larga serie de expresiones calificadoras de la noche, pero nada tiene que ver con Ámbito, publicado como suplemento de la revista Literal (Emilio Prados, Manuel Altolaguirre), en 1928.
No obstante, podemos colegir que el libro de Aleixandre tuvo que ser muy del agrado de los dos poetas malagueños: el tema de la noche cómo ámbito de vivencias y apreciaciones y la propia dedicatoria a Altolaguirre. Por otra parte, es interesante poner de manifiesto algunas coincidencias/diferencia entre el poema de Prados y el libro aleixandrino. Por ejemplo: si Prados nos habla de “Noche, catedral sin campanas” o “reloj sin esfera”, Aleixandre dirá en “Reloj. La una”: La una. Se pretenden / presagios de campanas / libres…”. Si el malagueño habla de “Noche, / troje de miradas”, el sevillano en “Final”:
“Ausencia de miradas / que vuelan de la torre / por el cielo / en una ida sin fin”. Si, Prados habla de Noche como “branquias del alba” o “del día aldaba”, ya hemos visto en Aleixandre que desarrollas el tema de la sucesión del día a la noche. Para el poeta de Málaga, la Noche es “águila hipnotizada”, el premiado con el Nobel habla de “pájaro de la noche”.
Aún más: aquél ruega a la noche que diga al búho que “me guíe por tu espesa enramada”. Y dirá Aleixandre: “Tallos te crecen de tus ojos, yergue / alta la noche su ramaje, y savia / pura compartes, vegetal y humana”. Y, por último, señalaremos otra coincidencia: ve la noche Prados como “plátano demasiado maduro” y el sevillano escribe: “La noche madura toda / gravita sobre la nieve / hilada”. No pretendemos señalar influencias, pero sí resaltar coincidencias.
Conclusión
Sabido es que los poetas del 27 acogieron los ritmos populares como un renacimiento de la poesía medieval y de los Siglos de Oro, como también se acogieron a la poesía gongorina, tras la reivindicación de Góngora. Aleixandre muestra en Ámbito la influencia de esa corriente popularista, añadiendo a sus formas métricas arromanzadas los frecuentes encabalgamientos y las oraciones unitarias de una o dos palabras. Nos ofrece en este primer libro un erotismo envuelto de un lenguaje culto y, en ocasiones, oscuro: los amantes se funden en sí mismos con la noche como cómplice: “De tu almohada, la gracia y el hueco. / Y el calor de tus ojos, ajenos. / Y la luz de tus pechos / secretos. // Como la luna en primavera, / una ventana / nos da amarilla lumbre. Y un estrecho / latir / parece que refluye a ti de mí…” (de “Amante”).