Motivos por los que se ufana este cuerpo
In memoriam Guillermo Fernández
Te imagino pútrida, santa-niña-muerta de ojos-vagos tocando tu canción favorita en la rockola, te imagino sensacional portando ese par de texanas, te imagino con la tráquea seca de tanto cantar a dentelladas; así también imagino el infierno.
La felicidad es el olor de los pinos, los pies desnudos sobre el pasto húmedo, la hojarasca entre las manos; el rumor de las olas, la arena pegada al cuerpo, mil amaneceres destinados al riesgo de querer vivirlos.
Sólo los grandes solitarios emprenden largas caminatas.
Ítaca es al viaje como mis direcciones se tornan invisibles: me ilumino de crepúsculos donde los documentos no son necesarios para transitar fronteras, me niego pruebas divinas; actúo entre bastidores, me fortalezco de mis súbitas convalecencias.
Al final, vamos donde la paciencia no niega que la gloria de este mundo es transitoria.
Las eternas rutas
La bruma se dispersa
Y si alguien me pregunta quién soy, le diré:
Soy quien fluye del río al mar
a las orillas de una costa sin nombre
donde un reino se erige
las naves se incendian
la bruma se dispersa
Soy unas manos
que lentamente sueltan las amarras
en el estandarte de los náufragos
Soy un cuerpo fragmentado
ola espiral en danza rota
Soy la voz que nunca fue
en el silencio húmedo de unos labios
Soy todo lo que dicen acerca
de un par de maletas
y zapatos de viaje
para la travesía.
Las eternas rutas
La vida como un pedazo de cable unido a la tierra
I
No me dirá, una sola palabra
apenas sus labios enmudezcan.
El brazo rígido, la cara pálida
me pierdo en sus pupilas de fuego.
Creerá que fue un sueño
todos sus recuerdos han desaparecido
su cuerpo lánguido gravita en la almohada.
Miro sangre correr por su boca
me ha contado que es caliente y espesa.
Trino de cuervos, su voz apenas reconocible
coros desesperados que los dedos tensados dirigen
alto clamor, percusión de contraltos
progresión melódica, ráfaga hasta el destello
tenacidad grave del arco y la lira.
volar, volar, volar…
sobre un páramo que nunca existió
aciagos campos de luz en el hemisferio, donde sus sueños habitan.
Viaje insólito de mareas arremolinadas
surca sus orillas con el cuerpo plateado
en una danza prominente.
Sus días son altos precipicios de paredes blancas
donde el tiempo transcurre en citas semestrales
y la vida como un pedazo de cable
unido a la tierra que no le pertenece.
En la fulminante experiencia
navega sobre nubes de terciopelo
turquesa es el color sobre los párpados
vuelve de sí sobre pasos vacilantes
y lluvia intermitente en las entrañas
(sombra quieta, en el rellano de la escalera)
¿Quién en su nombre, contará la historia fragmentada?
Antes y después del gran mal
una vez más, la vida se escribe en la confusión de sus ojos.
Yo le ofrezco dulces de anís y amaranto
cuentos insólitos, cine de antaño
cante hondo, romero perfumado
y el brillo de todos mis astros.
II
Mi mano será su ancla
cuando las aguas desborden.
Mi voz será su guía
cuando emprenda el viaje de oscuridad y silencio.
Mi sombra será su sombra
cuando el sol no brille, ni cerca ni lejos.
Mis brazos serán los suyos
cuando las manos graviten.
Mis piernas serán las suyas
cuando huya del espanto.
Mi nombre escuchará
cuando pierda el control
y el switch desate la electricidad en su espalda.
Y cuando la nube azul instale su reino
en días de aparente sosiego
mi cordura será la suya
cuando no entienda
que yo, soy su reflejo.
Gran mal
Breviario de la renunciación
Para ti los perfumes desde entonces los perfumes prohibidos. Lo angélico.
Bajo el musgo esponjoso y bajo tus pasos que no existen.
André Breton
I
Irán las huellas de tu encuentro, desapareciendo todas. Prima el olvido, antes que la pena.
Vuelvo a la periferia de la ciudad, a las guerras floridas de mi raza. Desde la ventana de la nostalgia, me entrego a la contemplación.
Todo caerá, como cae la tarde, y la vida nuevamente cumplirá con la misión del viajero: la despedida.
El amor es un ave de paso
II
No pude evitar buscarte en la puerta de tu frágil figura. En el largo recorrido de aquellos paseos, sabía que en el abrazo, caería de tajo en una lejanía aún más insondable que las geografías.
El amor es una huella sin sombra
III
Casi puedo tocarte. Si te suelto, no te suelto todo.
El amor es lo efímero
IV
En la noche de San Juan, prendo una hoguera. Me entrego a buscar lo Bello en lo imposible, converso con dos gotas de miel que sobraron de la ofrenda, aquella que servimos en la rotonda de nuestros dioses muertos.
El amor es un acto de fe
V
Visito la casa de Trotsky. En la fosa de su jardín, encuentro un letrero que sentencia “Nadie regresa los buenos deseos a esta casa”. Tomo una moneda y de espaldas a la trágica historia que habita la noche del golpe asestado, repito para mí: “Que nadie empañe la felicidad del mundo”.
El amor es una revolución traicionada
VI
Dos gotas de eucalipto han devuelto la humedad a mis lagrimales secos. Si te miro con doble filo, sabrás que no puedo evocarte sin esquilmar la realidad. Como hiere una tormenta de arena, así mis labios se resecan cuando te nombro. Corro por un bosque de palabras en este juego de periferias y acercamientos virtuales.
El amor es un juego de palabras
VII
Las espinas se agolparon en mi frente, ¿acaso el amor duele?
El amor es el desconcierto
VIII
Yo también acepto mis límites y éstos van más allá de una vida que no puedo comprar.
Ya escampó la lluvia y la tarde nos recorre.
El amor es un azul sin rostro
IX
Hay quien hace el amor. Yo me entrego a la contemplación del Dharma.
El amor es la voluntad del espíritu
Breviario de la renunciación
Hombre de mar
Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
C. Kavafis
I
En las manos sostiene las horas,
por si acaso tus memorias no iluminan como un faro
en medio de la noche.
No pierdas el momento profundiza en el ahora.
Los días te regalan guirnaldas preciosas
que perfuman tus días.
No temas por el mañana sombrío
el futuro es ahora.
II
Guarda todo lo que quisiste ser, en la caja de recuerdos
junto al reloj que ya no marca las horas con lentitud.
Aguarda junto a la playa y rebalsa tus mástiles.
III
Sabes que la vida ha sido buena cuando cae la puesta, la bruma no es tan densa, tu sonrisa se mantiene; las aguas están quietas, los hombres de las embarcaciones vecinas se despiden y tú, quemas tus recuerdos en donde construiste reinos.
Ahora, dale cuerda a tus relojes y espera las lluvias quietas para guardar tus naves.
Mientras tanto, busca tu sitio en la playa y disfruta el crepúsculo con la cara siempre en alto, y de frente al horizonte.
Féretros para la nostalgia
Noche de baile
In memoriam Saúl Ibargoyen
Tango, dijo el poeta.
Luego la música sonó por todo lo bajo
y un bandoneón acompasó la suave brisa invernal.
Yo miré florecer aquel árbol, hasta en los fríos más intensos,
y el más dulce de sus frutos, se asemejaba al recuerdo de aquellos bailes argentinos.
Nostalgia como reminiscencia de aquello que sólo florece en el duro invierno.
Tango, dijo el poeta.
Porque a veces, somos más cercanos en la lejanía.
¿Qué se ama, cuando se ama? Dijo Gonzalo, y al instante como un sol entre nosotros, se le encegueció el alma.
Tango, dijo el poeta…
Féretros para la nostalgia
Mónica González Velázquez (Ciudad de México, 1973).Egresada de la Escuela Nacional de Artes Plásticas (UNAM), a la par cursó el Diplomado de Creación Literaria, en la Escuela de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM). Editora y poeta. Le han sido publicados doce poemarios y una antología poética en Guayaquil, Ecuador.Poemas suyos, han sido incluidos en antologías de poesía en México, España, Nueva York y Argentina. Destaca su participación en la antología Poesía visual mexicana: La palabra transfigurada (Ediciones del Lirio, CONACULTA-INBA, 2014). Finalista en el Premio Internacional de Poesía Visual, Badajoz 2015. Directora de miCielo ediciones, editorial especializada en poesía y libro alternativo.
















