SONIDO DE LA GUERRA. VICENTE ALEIXANDRE EN LUIS DE PABLO

Dos grandes artistas en dos áreas afines, la poesía y la música. Un arco de ciento veintitrés años entre el nacimiento del poeta Vicente Aleixandre, 1898-1984, y el fallecimiento del compositor Luis de Pablo, 1930-2021. Un vínculo generador de una obra de arte en la que confluye el rechazo a la guerra y el compromiso por la paz.

Luis de Pablo, Premio Nacional de Música 1991, es considerado uno de los más representativos compositores de la segunda mitad del siglo XX. Para el compositor, Aleixandre supuso un despertar en la música. En A contratiempo confiesa la influencia que tuvo el poeta en el joven músico, a sus dieciocho años, una epifanía vocacional: “Desde que tengo uso de razón he necesitado la música. Pero la decisión de ser un compositor es un paso adicional en el que desempeñó un papel importante mi encuentro con Vicente Aleixandre en 1948 a través de mi amigo Rafael de la Vega. Entonces fue cuando entendí que no sólo me interesaba, me apasionaba y necesitaba la música, sino que quería vivir con ella, esto es, componerla”[1]. En sus obras, la poesía fue constantemente una fuente de inspiración, dando gran importancia tanto a la expresión del contenido como a su ritmo interno, su fonética, su métrica y su pronunciación. “Tanto la semántica de la música y su aplicación a la literatura como la música de la lengua castellana -sus acentuaciones, su ritmo de aparición, su capacidad asombrosa de crear sinalefas, la posibilidad de romper los diptongos…- me han proporcionado muchas ideas. Quizás una obra típica en ese sentido sea Sonido de la guerra, sobre el texto homónimo de Vicente Aleixandre”[2].

Sonido de la guerra es el primer poema del libro Diálogos del Conocimiento, de 1974, de Vicente Aleixandre. El poema discurre sobre los horrores de la guerra y lo estructura a partir de la yuxtaposición, pues no puede considerarse un riguroso diálogo entre personajes como tal, de reflexiones emocionales de cuatro personajes simbólicos: el soldado, el brujo, el pájaro y la alondra. El propósito radica en la revelación de la percepción de una realidad, un mismo escenario compartido a través de diferentes perspectivas. El propio autor reflexionó sobre el empobrecimiento que supone no identificar distintas apreciaciones de la realidad: “La realidad, pensaba, es demasiado rica, puesto que su contenido sólo se hace perceptible desde una perspectiva, que como tal resulta estrictamente personal, con lo que quedan fuera los innumerables panoramas que solo serían sensibles desde otros puntos de vista”[3]. De este modo, el poema crea un pseudo diálogo entre el soldado y el brujo, intercalado por el pájaro y concluido por la alondra, manifestando la sensibilidad de la vivencia de cada uno de ellos de la experiencia de la guerra en el siguiente orden: El soldado, el brujo, el soldado, el brujo, el pájaro, el soldado, el brujo, el soldado, el brujo, la alondra.

La Cantata Sonido de la guerra fue un encargo de la Cruz Roja a Luis de Pablo, con motivo de la campaña por los Derechos humanos por la paz. Está instrumentada con un colorista ensemble: Recitador, las voces de soprano y tenor solistas, violonchelo solista, un conjunto vocal femenino y un conjunto instrumental conformado por flauta baja, arpa, celesta y dos percusionistas cuyos sets incorporan vibráfono, timbales, campanas tubulares, marimba, flexatón, bongos, tam-tam y temple blocks. La obra, tiene unos veinticinco minutos de duración. Compuesta en 1980, fue estrenada el 17 de diciembre de 1981 en el Teatro Real, bajo el título “Música por la Paz”.  Fue interpretada por, la soprano Ana Higueras, el tenor Manuel Cid, el violonchelista Pedro Corostola, el recitador Francisco Valladares y las voces e instrumentalistas del grupo coral e instrumental Koan.

En el acto en homenaje a Luis de Pablo el 11 de octubre de 2024, el presentador, José Luis García del Busto, recuperó el audio de una entrevista a Vicente Aleixandre, en relación a la composición de Sonido de la guerra. En ella responde a la pregunta sobre su percepción de la correspondencia entre la poesía y la música: “La relación es obvia, es una relación de parentesco, la música, evidentemente, hace vibrar unas cuerdas que no son semejantes de las que hace vibrar la poesía. La diferencia está en el instrumento, si la poesía utiliza la palabra, quiere decir que utiliza todavía el concepto; la música parece que ha eliminado ese que llamaríamos peso y entonces, eximida de esa servidumbre, se expresa con una libertad todavía más innombrable. De modo que yo, que no soy músico, sino poeta, reconozco en cierto sentido una superioridad, en una cierta medida, en la música en cuanto a los instrumentos que maneja, y en ese sentido creo que la poesía es más pobre, en cuanto que maneja unos instrumentos que tienen un peso, una ganga que no es posible del todo eliminar. En el lirismo, la palabra lírica se aplica también a la poesía, pero lo lírico más esencialmente tal, es el que proporciona la música”[4].

Luis de Pablo sentía una gran admiración por el poeta. “Elegí para esta cantata un texto admirable de Vicente Aleixandre, entresacado de sus Diálogos del conocimiento. No sólo su contenido me conmovía como ningún otro, sino que así intentaba pagar una deuda de gratitud al poeta, al que había tenido la inmensa suerte de conocer”[5]. En la entrevista a Vicente Aleixandre mencionada más arriba, le preguntaron sobre la elección de su poema por parte del compositor: “Luis de Pablo es un músico contemporáneo que yo admiro hace mucho tiempo, lo conozco desde que era casi niño. Él ha hecho su vida, que la ha llevado elementalmente a lo más apreciable en la vida de un creador, que es la alta estima de todos los que son aficionados a la palabra última de la música, a alcanzar esa meta que es la de ser un gran creador en presencia. Por lo tanto, que Luis de Pablo se haya ocupado de este poema mío es para mí una alegría y una gran satisfacción”[6].                    

Musicalmente, la obra no participa de un estilo descriptivo del combate, pretende más bien transmitir, a través de los sonidos, un alegato contra la destrucción y el horror del conflicto bélico, representando de modo narrativo el vacío que la muerte deja a su paso. De Pablo seleccionó sólo cuatro textos del poema, estructurándolo en cuatro movimientos de una cantata, con los cuatro personajes en el siguiente orden: el brujo; el soldado; el pájaro; el soldado/la alondra, fragmentos del poema que redondean la estructura sin perder su significado, a pesar de omitir parte del mismo.

Luis de Pablo se caracteriza por su libertad creativa y rigor formal, con los que ha experimentado diferentes lenguajes vanguardistas del siglo XX. En respuesta al musicólogo Viet Volger, expresó en 1988: “me temo que para la gente de la nueva complejidad, mi música sea demasiado simple, y demasiado compleja para la gente de la nueva simplicidad”[7]. Sonido de la guerra pertenece a su etapa de madurez y en ella prevalece la carga poética, con un lenguaje de gran simplicidad, no tonal pero con ciertas reminiscencias pseudotonales o consonantes, en momentos puntuales. Utiliza la instrumentación para expresar la dualidad de la voz externa: el recitado y las voces de la soprano y el tenor solista, y la voz interna: el violonchelo solista.

El primer movimiento, El Brujo, inicia presentando el lenguaje armónico basado en ciertos intervalos musicales y adapta el compás a las necesidades del texto, lo cual aporta una gran flexibilidad del pulso. El grupo instrumental pasa a ser acompañante del coro femenino, utilizado para recrear un mundo de ensueño, y con los juegos tímbricos y de articulación genera la sensación de desconcierto, desolación e inseguridad. Tras esto inicia el recitador sobre tres elementos principales: la melodía del violonchelo, que representa el alma, la pulsación del pizzicato simboliza el pulso del corazón y el acompañamiento el contexto exterior.

EL BRUJO

Solo quedé. Arrasada está la aldea.

Ah, el miserable

conquistador pasó. Metralla y, más, veneno

vi en la mirada horrible. Y eran jóvenes.

Cuántas veces soñé con un suspiro

como una muerte dulce. En mis brebajes

puse el beleño de no ser, y supe

dormir, terrible ciencia última.

Mas hoy no me valió. Con ojo fijo

velé y miré, y seco

un ojo vio la lluvia, y era roja.

Pálido y seco,

y ensangrentado en su interior cegó.

En el segundo movimiento, El Soldado, reduce la plantilla a un dúo: la voz del tenor solista, que representa al soldado moribundo y el violonchelo solista, encarnando la vida y su resistencia a la muerte. El contraste entre ambas voces se hace evidente en las figuraciones: pizzicatos, vibratos y trémolos del violonchelo, que transmiten desasosiego.

EL SOLDADO

No estoy dormido. No sé si muero o sueño.

En esta herida está el vivir, y ya

tan sólo ella es la vida.

Tuve unos labios que significaron.

Un cuerpo que se erguía, un brazo extenso,

como unas manos que aprehendieron: cosas,

objetos, seres, esperanzas, humos.

Soñé, y la mano dibujaba el sueño,

el deseo. Tenté, Quien tienta vive. Quien conoce ha muerto.

Sólo mi pensamiento vive ahora.

Por eso muero. Porque ya no miro,

pero sé. Joven lo fui. Y sin edad, termino.

El tercer movimiento, El Pájaro, tiene un carácter onírico que expresa de manera estática la visión del horror desde la perspectiva de un ave. Luis de Pablo utiliza para ello las voces de la soprano solista y el coro femenino. Las distintas emociones del sueño las representa con gran cantidad de cambios de tempo y el color de los diferentes instrumentos de percusión, destacando el vibráfono y el flexatón.

EL PÁJARO

¿Quién habla aquí en la noche? Son venenos

humanos. Soy ya viejo y oigo poco,

mas no confundo el canto de la alondra

con el ronco trajín del pecho pobre.

Miro y en torno casi ya no hay aire

para mis alas. Ni rama para mi descanso.

¿Qué subversión pasó? Nada conozco.

Naturaleza huyó. ¿Qué es esto? Y vuelo

en un aire que mata.

Letal ceniza en que bogar, y muero.

El cuarto movimiento, El Soldado/La Alondra, se subdivide en tres secciones. En la primera el recitador recrea al soldado moribundo junto a la agitación del alma representada nerviosamente en el violonchelo y con la gravedad de la flauta baja; en la segunda, las campanas tubulares preceden a la voz del tenor solista, que canta en extenuadas notas largas, y al final se le suma el coro, presentando lo onírico en la muerte; Una nueva llamada de las campanas tubulares dan la entrada a la tercera sección en que la soprano solista, junto a pulsaciones de la percusión, representa a la alondra. Para terminar, queda en un profundo dúo con la flauta baja, concluyendo el movimiento, y con ello la obra, en un solo arpegio ascendente en la celesta.

EL SOLDADO

Si alguien llegase… No puedo hablar. No

puedo gritar. Fui joven y miraba, ardía,

tocaba, sonaba. El hombre suena. Pero mudo, muero.

Y aquí ya las estrellas se apagaron,

pues que mis ojos ya las desconocen.

Sólo el aire del pecho suena. El estertor

dentro de mí respira por la herida,

como por una boca. Boca inútil.

Reciente, y hecha solo

Para morir.

LA ALONDRA

Todo está quieto y todo está desierto.

Y el alba nace, y muda.

Pasé como una piedra y fui a la mar.

En conclusión, Vicente Aleixandre, se fusiona en la voz musical de Luis de Pablo, expresándose ambos como uno. Esta simbiosis tiene un propósito, como expresó Luis de Pablo: “Espero que Sonido de la guerra signifique, dentro de la campaña de promoción de los derechos humanos, un aviso, una honda reflexión sobre las únicas consecuencias posibles de la violencia: la destrucción, el vacío, la desolación”[8].

Sonido de la Guerra. Recordando a Luis de Pablo. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 11 de octubre de 2024. Recitador José Luis Temes, soprano Laia Falcón, tenor César Arrieta, violonchelista Ángel Luis Quintana y selectos coro femenino y ensemble instrumental, bajo la dirección de José Ramón Encinar.

https://www.youtube.com/watch?v=mxyPZqbuO74 minuto 26´30´´

Referencias

Aleixandre, Vicente (2005). Poesías completas. Madrid, Colección Visor de Poesía

Charles, Agustín (2002). Análisis de la música española del siglo XX. Valencia, Rivera editores

De Pablo, Luis (2009). A contratiempo. Madrid, Círculo de Bellas Artes https://www.google.es/books/edition/A_contratiempo/3_mQD_hzKrEC?hl=es&gbpv=1&pg=PA4&printsec=frontcover

Duque, Alejandro (2000). La etapa metafísica de Vicente Aleixandre: Poemas de la consumación y Diálogos del conocimiento. En Estudios a Vicente Alexandre. Madrid, Editorial Universitas

Franco, Enrique (1981) Luis de Pablo estrena “Sonidos de la guerra”, sobre un poema de Vicente Aleixandre. Diario El País, 17 de diciembre de 1981. https://elpais.com/diario/1981/12/17/cultura/377391608_850215.html

García, José Luis (2024). Recordando a Luis de Pablo. Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. 11 de octubre de 2024. https://www.youtube.com/watch?v=eLIM6cXWU8w

Marco, Tomás (2024). In memoriam Luis de Pablo: el encuentro con Vicente Aleixandre. Revista Scherzo, 12/10/2024. https://scherzo.es/madrid-in-memoriam-luis-de-pablo-el-encuentro-con-vicente-aleixandre/ 

Ripol, José Ramón (2022). Los sonidos de la guerra: Luis de Pablo y Vicente Aleixandre https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/mayo_22/06052022_01.htm (2025) Luis de Pablo https://sigmaproject.es/festival-sigma-circulo/luis-de-pablo/


[1] De Pablo, 2009: 19

[2] De Pablo, 2009: 53

[3] Duque, 2000: 62

[4] García, 2024: minuto 1´01´´

[5] Citado en la contraportada de la grabación en disco. Madrid: RCA Records, 1981

[6] García, 2024: minuto 3´45´´

[7] En https://sigmaproject.es/festival-sigma-circulo/luis-de-pablo/

[8] Franco, El País: 17/12/1981

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