
Los latidos despiertan en el manto celeste,
movimientos del fuego en las arterias,
se guarda la pequeña chispa.
Sólo sé de lo ínfimo
y del murmullo de las pequeñas cosas,
esas que no llegan a la palabra
como la sombra o el viento
dibujándose bajo los álamos,
en tranquila reverberación.
Terminaste el tejido Penélope
en dónde está Odysseus
revisa el espacio del mar
manda tu hilado
incorpora tus colores
Bañada por el agua dulce y viva.
Si algún rincón tuviera
en mi mente amorosa algún destino
sin dudarlo que es Huerta
quisiera siempre ver su luz de cuento
Con tu dedo índice
al mundo apuntas
y todo se convierte en preguntas.
Identificas a la luna, a los perros,
a los gatos, a los pájaros…
Te imagino pútrida, santa-niña-muerta de ojos-vagos tocando tu canción favorita en la rockola, te imagino sensacional portando ese par de texanas, te imagino con la tráquea seca de tanto cantar a dentelladas; así también imagino el infierno.
Llegaron noticias del pasado.
La mirada ausente de mi padre
era transparente y limpia como el tintineo de los hielos.
Carmen vuelve a hablarme de hijos. Dice que deberíamos decidirnos, que este es el momento. Sonrío con esa mueca bobalicona de no querer saber.
La línea del error cruza mi pensamiento,
entre dos espejos opacos amanece,
mi pensamiento abismo abajo siente la noche.
Las células aprenderán el paso
de leopardo salvaje y sereno.
Estaremos cara a cara:
la forma perfecta de mi muerte
y yo.
Copyright © 2024. Todos los derechos reservados. SUR. Revista de Literatura. Editada en Málaga (España) por Grupo Málaga Editor. ISSN 2341-4804.